Sunday, December 24, 2006

Ser exitoso

Por estos días en que se acerca el año nuevo y todo el mundo anda estresado porque, sin bastarles las compras navideñas, andan enfundados de bolsas con más compras para la noche de fin de año, me parece un buen momento para hacer recuentos.

No está de más recordar que el día 30 cumpliré la nada despreciable suma de 4 años desde que decidí resetear mi vida y empezar de nuevo. El día 31 cumpliré 4 años desde mi "Año nuevo solo" que se transformó en algo así como mi día cero. El día 31 cumpliré 3 años, un mes, tres semanas y seis días desde que conocí a quien me ha ayudado a hacer del reinicio algo más efectivo... y agradable, por cierto.

La cosa es que, sumando y restando, tengo que confesar que el éxito siempre ha sido uno de los grandes rectores de mi vida. Desde niño, que no me bastó ser de los más inteligentes (si, es una rotería decirlo ¿y qué?) sino que tuve que ser un lider del bando de los "malos" del curso, hasta grande que no he podid dejar de buscar destacarme en lo que hago al punto que me quita el sueño cuando no me resultan del todo bien las cosas que hago (un día de estos les cuento lo de "Hacer mi último render por contrato"... o mejor que no).

La cosa es que, en esa búsqueda de exito, sigo dele que dele con buscar más, con tratar de agarrarle el poto a la vida (recordando eso de "si la vida te da la espalda") y la cosa se me ha puesta cada día más esquiva. A cada rato me sale un proyecto al que le monto todas mis esperanzas, del que espero surjan las opciones para hacerme famosillo, del que nazca ese ciudadano conocido, que le abren las puertas en las fiestas, al que le preguntan sus cercanos y todo, sólo para que luego me den de a portazos en las narices.

Claro, porque es entretenido soñar que uno se hace reconocido por lo que hace, por cómo lo hace, por hacer algo como uno quiere, pero eso de alguna manera núnca pasa.

Porque núnca nadie me felicita, porque núnca me preguntan, porque no me puedo convertir en referente.

Porque, tal vez, me falta tiempo, experiencia, estudios, "mundo", simpatía o simplemente porque no tengo lo que se necesita.

Basta.

Me aburrí que me persiga el fantasma de mis fracasos. Ya no voy a mover un solo dedo para ser exitoso ni reconocido. Sólo voy a buscar ser feliz y hacer feliz a mi gente. Se acabó.

No le voy a dedicar un segundo más a buscar esa esquiva fama como independiente. Me voy a poner el cepo en una oficina y voy a ser feliz ahí. Si alguien cree que soy bueno, o importante, o valioso, allá el (o ella, ya) pero a mi no me mueven más.

Renuncio a la posibilidad de sentirme orgulloso de mis logros y de lucirlos por el mundo como las plumas de un pavo real. Me resigno a ser un actor secundario, terciario o lo que sea, porque yo no puedo más.

Ya no puedo seguir aguantando que, pese a todo mi esfuerzo, sigan habiendo imbéciles sobre mi cabeza a punta de aprovechar otros imbéciles encima y, como no puedo hacer nada por ello, mejor lo acepto y me quedo tranquilo.

Es verdad, muchas veces prometo cosas que van conmigo y las deshago a la vuelta del día. ¿Cuál es la diferencia ahora? Que voy a tratar.

Voy a volver a una oficina. No me voy a quejar. Si es necesario, me voy a secar ahí. Voy a admirar a mi jefe por... lo que sea. Me la voy a bancar y ya. Me la voy a comer doblada y sin chistar.

Feliz año nuevo.

Thursday, December 21, 2006

Hablar de Pinochet en MI blog

Me aburrí.

El título de esta entrada era "Celebrar en Plaza Italia la muerte del dictador", pero resulta que me demoré en escribirlo 3 días, tiempo suficiente para que la cara hinchada y mal aspectada del ex-tirano-pobre-viejito-que-murió-de-miedo-porque-no-quería-irse-preso me arruinara tanto la cena como el desayuno al salir en cada uno de los noticieros (algunos con más morbo que otros) mientras lo saludaban 3 jovencitos nazis, negros, feos y chicos (desorientados, por ende).

Acto seguido, recordé a las señoras pinochetistas vueltas locas golpeando a un ciclista sólo por ir pasando frente al hospital castrense al tiempo que gritó algo contra el ladrón-de-estado (podría ser algo como "devuelve la plata antes de morirte, milico cu...). Ayer martes, vi como un troglodita le quitó el micrófono a una linda (y biendigo "LINDA") reportera española para gritar algo así como "españoles culia'os, vayanse españoles culia'os" mientras otros hinchas del delincuente muerto arrojaban cuanta cosa pillaban a mano. Sigue mi sorpresa al aceptar que algo así como el 98% de los dementes que se gastaron toda la noche esperando para ver esa especie de embutido de viejo que había en el cajón eran viejas, en su mayoría teñidas rubias pero de piel oscura (¿Taxi les decían en el colegio?).

Todo eso me hizo darme cuenta que el perro ya no es lo importante, sino sus seguidores. Quiero hacer una breve descripción de los personajes que vi (no lo asumo como mayoría, pero si como los que más me entretienen) mientras el tirano agonizaba primero, se mejoraba un poco y, finalmente, yacía inflado como una prieta blanca en un ataud empañado por el calor, en el patio de la escuela militar.

Tipo 1: La vieja teñida
Físicamente se la reconoce por dos cosas. Primero, que su pelo no es rubio, sino más bien amarillo desteñido. Probablemente esto se deba a la falta de experiencia en el uso de tinturas y en las maneras estéticas, es decir, Celia Cruz estaba bien pero, en primer lugar, ella era una ironía de si misma y, en segundo lugar, su estética era ser fea y refea porque su atractivo estaba en su performance. Una vez que uno se acerca a estas señoras, nota rápidamente que el contraste entre el pelo y su piel es bastante grueso, lo que nos hace volver sobre lo mismo anterior: son personas (no sólo "gente" como les gusta a ellas mismas llamar al resto) que no han dedicado ni dos segundos a ver qué es lo que pasa en el mundo de la moda porque, si lo hubieran hecho, entenderían ue la última negra (porque estas señoras son eso, negras) que pudo usar el pelo rubio y verse bien era Iman, hace como 15 años. El vestuario, en general, carece de importancia salvo por el hecho que parece estar confeccionado con las cortinas de la casa de la abuelita muerta. Una vez nos acercamos, podríamos notar tres cosas, ambas ya en el rostro de estas damicelas: el excesivo maquillaje, digno de una drag queen, la dentadura postiza fruto de una larga existencia de descuidos e la higene por estar rezando a San-Pinocho y el patín bajo la cehache. Entonces, si usted se encuentra frente a una señora, más bien rolliza, de piel oscura y cabello claro, que parece haber salido de casa con las cortinas a cuestas, maquillada con lápices de cera y dejando escapar entre sus dientes "Viva shile...", puede usted suponer que la palabra que sigue es "Pinosshé"

Tipo 2: El neonazi
Tiene dos versiones. La más formal, va vestida generalmente de negro, con una camisa perfectamente abotonada, encerrada en sus pantalones impecables, con un cinturón de hebilla mediana, pero maciza. En el rostro, un discreto bigote o barba, muy bien mantenida y limpia para acompañar un corte de pelo marcial. En ocasiones se les ve cubriendo una camiseta negra con una camisa-campera-afranelada con un diseño escocés en rojos y negros. Otra forma de reconocer al "neonazi formal" es que, cuando llevan un bolso o maletín, siempre oculto un libro de Miguel Serrano. La versión "juvenil" del neonazi es la que más se ve y que, a veces, puede confundirse con un punk, sus grandes enemigos. Básicamente, el neonazi juvenil sostiene la misma vestimenta negra, pero lleva jeans, una polera ajustada y, si es que, una camisa a la que arrancó sus mangas en un ataque de adolecencia o una chaqueta de cuero. Una forma fácil de reconocerlos y diferenciarlos de otras tribus urbanas similares es por sus bototos negros, impecables, amarrados con cordones blancos, simbolo de la "supremacía blanca". Por si no notan la ironía, son una manga de adolescentes morenos, incultos y pequeños, muy diferentes al ideal extractado por ese petiso alemán de uniforme de los textos de Nietsche. Además, en referencia al fulano del bigote gracioso, estos niños (no son más que eso) gustan de comentar "Mi lucha" al mismo tiempo que insultan a cualquiera que les parezca extraño pero menos poderoso que ellos mismos (más chicos, más flacos, homosexuales y lesbianas, judíos sobre todo, árabes, etc.

Tipo 3: El pobre leso
Es un ejemplar indefinido fisicamente, pero que comparte, en todos los casos, una característica en común: se comió la pomada completa que vendían Cuadra y compañía en los años oscuros. Vió el cometa Haley, se impresionó con los muertos en enfrentamientos allende Los Andes, está convencido hasta el día de hoy que gracias al Animal Grande no estamos comiendo Chancho Chino, todavía no acepta que hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos y, en los casos más emblemáticos, tuvo 7 hijos durante los 80's y el último de ellos es ahijado del Hijoputa.

Tipo 4: El menso a secas
Este es parecido al anterior, pero con pequeñas diferencias. La primera es que este si sabía que habían violaciones a los derechos humanos, pero las justificaba por el "bien común", lo que lo convierte practicamente en cómplice pero no le importa porque estaba seguro de estar defendiendo algo más importante que la vida de unos... ¿Qué, unos 200 comunistas?. Además, este está todavía convencido que la fortuna que se llevó el Bastardo es fruto de las correctas asesorías en la bolsa y no del robo prolongado de dineros de todos nosostros (bueno, y de él también). Además, se come la pomada del estado de guerra, del fantasma comunista, de la revolución armada que impulsaba la UP y que, esto sí es impresionante, "Chile quiere un cambio" y que ese cambio lo representan Choreira, Corteira y compañía. Encima de todo, lamenta que haya fallecido el Iñor porque todavía no le apadrinaba un hijo. Sin comentarios.

Es verdad, hay un par de animales raros entre ese hato de zombies violentos que admiran al genocida más grande que ha habido en Chile, pero por lo pronto, si usted se cruza con uno de estos cuatro en la calle, recomienda este humilde servidor, pase a la vereda de enfrente, escondase, huya. Porque si no lo hace, corre el riesgo de ser agredido con una botella de agua, escupido o, en el pero de los casos, podría usted ser convencido de alguna de sus excéntricas ideas.
Finalmente, dos cosas:

1.- Adios Dictador. Gracias por desaparecer como un ladrón, asesino y traidor... o sea, por mostrar toda tu grandeza.
2.- A ustedes, saludos y, por siaca, feliz navidad y un próspero año nuevo.

Friday, November 17, 2006

Dejar de fumar

"Fumar es un placer, genial, sensual…
fumando espero a la que tanto quiero

tras los cristales de alegres ventanales

y mientras fumo mi vida no consumo,
porque flotando el humo me suelo adormecer."

- J. Viladomat Masanas / F. Gazó -

A lo largo de mi vida, son pocos los vicios que he tenido. Tal vez por ahí, el más persistente de ellos ha sido la considerable dosis de masoquismo que me induce a llevar patrones de conducta autodestructores. Como el hábito (malo, por cierto) de comerme las uñas. Muerdo hasta que duele, me sangran los dedos, me da vergüenza ¿Hay algo más autodestructivo que la vergüenza? Al menos desde mi particular punto de vista, no. Lo hace a uno verse mal. Físicamente. Y mentalmente también. Uno se imagina torpe, una especie de tribilín contrahecho, a tropezones en una laaaarga pasarela, a vista y paciencia del resto. Vergüenza. Pero no estamos acá para hablar de eso.

En vicios estábamos. Vicios, esas actividades que gustamos realizar a menudo, que tienen una carga negativa, ya sea por daño físico, dependencia o simplemente porque "Dios lo dice". Recordar (como dirían los periodistas) que la Santa Madre Iglesia Católica Romana indica que los viciosos se irán todos juntos, en fila, uno tras otro, al rincon caliente, al centro de la tierra, a vivir encadenados, recordando sus malos pasos bajo la atenta mirada de Satán (en adelante le llamaremos, cariñosamente, Lu). Claro, en lo personal, prefiero que me zumbe el Patasdecabra que irme a pasar la eternidad con un atado de mamones en ropa interior blanca. Claro, porque para ir al cielo, no puede uno drogarse, alcoholizarse, mirar la señora del vecino ni a la que no es de uno, por más rica que esté, disfrutar de la carnalidad prematrimonial, divorciarse, proferir insultos, pegar, mentir, comer en exceso aquello que nos gusta, disfrutar los placeres de la carne ajena, envidiar al resto, aunque tenga más de lo que merece y uno menos, mentir o decir verdades a medias, porfiar, jactarse, desobedecer, ansiar, desordenarse, fallar, flojear (¡Que bueno es flojear, demonios!), follar por follar (Al infierno las fábricas de condones buenos, no así los malos), pedir, disfrutar de la comida (¡RAYOS!), no ayunar cuando la iglesia lo obliga, participar en festines romanos y tanta cosa buena que le gusta a uno. ¡Carajos! ¡¡Me voy al infierno!!

Perdón, de nuevo perdí un poco el hilo.

Vicio: Hábito de obrar mal. RAE

Es un hábito, es una costumbre, es algo que se hace seguido, frecuentemente y mal, suficientemente mal para que se note o, al menos, cause daño al resto. No sirve poco y mal, tiene que ser mucho y mal, o poco y muy mal, aunque eso no constituye vicio.

A la vista de lo anterior, fumar es como la madre de todos los vicios, aquel que la lleva, porque el buen fumador no fuma poco sino que lo hace en exceso, porque no fuma solo sino que lo hace acompañado, obligando al resto a aspirar su aire sucio, a soportar su olor, a contagiarse de un cancer buscado, todo sólo por verse "más sexy" sentirse más seguro. Finalmente, el fumador cumple al menos con xxxx de los vicios mayores que nos mandarán al infierno a todos juntos: gula (porque siempre quiere más), lujuria (por el goce excesivo y sin otro afán que el disfrute en sí), avaricia (aunque sea mal visto, esconde los cigarros cuando puede), ira (¿Puede alguien matar a otro sin ira de por medio? ¿Y a sí mismo?), soberbia ("Mira los cigarros que encontré en un boliche de calle Estado"), pereza ("ya voy, me fumo el cigarro y voy"), envidia ("Qué malo no tener esos cigarros de ahí...").

Si, para los que ya lo notaron, estoy dejando de fumar. Más bien, ya lo dejé y estoy tratando de mantener mi desición y sobreponerme al deseo de sostener uno de esos cilindros de papel y placer entre mis labios, acariciarlo con un fósforo encendido y verlo arder como roma en manos de Nerón mientras siento como los vapores que emana entran en mi garganta, abrendo mis sentidos a la dulce algaravía del adormecimiento, matandome un poco más, sin fijarme en mis dedos amarillos y pegajosos ni en mis dientes malolientes ni en mi estómago ácido ni en mi ropa pestilente. Porque todo eso da lo mismo. Porque los fumadores gozamos de estas cargas. Porque así nos gusta.

Perdí el hilo de nuevo.

Filo. Voy a sentarme frente a la ventana abierta, cuando ya es de tarde, mientras trato de recordar lo que quería decir, con un cigarro entre los dedos, mientras trato de olvidar a qué sabe.


Datoaviso: La imagen corresponde al lateral derecho del tríptico "El jardin de las delicias" de "Il Bosco" titulado "El infierno musical". Si no lo conoce, invente aquí.

Wednesday, October 11, 2006

Intransigente

Intransigente: adj. Que no transige. Apl. a pers., u. t. c. s.

Transigir: intr. Consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia. U. t. c. tr./ tr. Ajustar algún punto dudoso o litigioso, conviniendo las partes voluntariamente en algún medio que componga y parta la diferencia de la disputa.


Digamos que el viernes recién pasado, las cosas se me pusieron difíciles. Haciendo una síntesis rápida del asunto, mi chica se fué de viaje, mi pega quedó en pausa, me quedé sin radio para el segmento mañanero (honores y parabienes a Don Patricio Cuevas) y, como si fuera poco, cumplí 5 días sin fumar.

Sí, estoy dejando de fumar. Finalmente, después de todo este tiempo abogando por el derecho a fumar (y, de paso, a matarse si uno quiere), voy a dejarlo. ¿Por qué? Dejémoslo en que la respuesta es demasiado compleja para que yo lo entienda y, por ende, pueda explicarlo, pero la cosa es que un día me paré de mi silla y me dije a mi mismo: "Mismo: hay que dejar de fumar". Eso fué hace un mes más o menos. Averiguaciones de por medio, llegué a un medicamente para suprimir el sindrome de abstinencia y comencé a usarlo periódicamente, según me indicó el médico. Ha funcionado a la fecha y me ha hecho un poquito más feliz (tiene un efecto antidepresivo de pelos)... ya estoy divagando de nuevo...

Tiendo a extenderme, cuando hablo o escribo algo más o menos largo, hasta perder medianamente el hilo y finalmente llego a no decir nada. No es bueno eso, porque en realidad uno no sabe si al interlocutor/lector se le hace la imagen de un idiota, de un desordenado, de alguien que tiene muchas ideas en la cabeza o simplemente de un personaje disperso... sobre todo si yo no estoy seguro de cuál de las alternativas es la correcta... y va de nuevo...

Estaba en el día viernes. A las 6AM, me despedía de mi chica que partía a un país que, como dijo un futbolista, "no voy a decir su nombre, pero es un país brasilero". Ya, se supone que un machito no lo cuenta, que no lo dice, pero me dio un poco de pena. ¡¡Mira el tarado grande!! ¡¡Le dio pena!! Bueno, eso nos despeja un poco una duda anterior... estoy dando con el factor de desarollo personal del blog... me estoy conociendo a mi mismo... ahora estoy en una cueva, MI cueva, donde estoy yo solo, una donde encuentro a mi animal de poder, y el cochino suricate me mira y huye... eso hacen los suricates, pienso... al menos es carnívoro... y va de nuevo...

Viernes. Me despido de mi chica y me siento a trabajar, más temprano que núnca, pensando "hoy me detengo antes", sólo para recordar que el día anterior había llegado el correo indicando el nuevo estado de mi pega: pausa.

Y ahora unos importantes consejos de nuestros auspiciadores.

Claro, me siento a trabajar en una cosa que está en pausa, aprovecho el tiempo para avanzar, pienso... maldito trabajólico. Trabajólico y obsesivo además. ¿O por qué piensas que estás trabajando en algo que nadie te paga? ¿De buena onda no más? ¿De taquilla? Nada de eso. Es simplemente porque no puedes sobrevivir un día sin sentir que produjiste algo. Eres la joya del sistema, el trabajador que trabaja igual, le paguen o no. Apuesto que el grupo Ybanez (ja! con falta de ortografía no hay demanda) sueña con tener un ejercito igualito... divagas otra vez...

Cuando me doy cuenta, ya son como las 10 y tanto de la mañana y he estado perdiendo el tiempo en quién sabe qué y no he puesto uno de mis programas radiales favoritos: "Conspiración R&P". Cambio la radio y ahí está don Parto de la Caverna con su histrionismo vocal de siempre. El tema del día, las despedidas más significativas. Lee algunas al aire mientras yo pienso en ese 30 de diciembre cuando salí de casa para evitar ver como mi mujer se iba y en que tal vez esa sea la más significativa para mi, pero no lo posteo. Es muy común, pienso. Sigo trabajando y escuchando historias ajenas, riendome un poco de algunas que me parecían un poco ridículas, pero escencialmente estaba concentrado trabajando. Tipo 20 p'a las 12 sale Cuevas explicando que no va a seguir en la R&P, dejando los motivos en suspenso, poniendo fragmentos de temas que para él eran los más significativos y terminando con uno de los temas de "La vida de Bryan", del colectivo de teatro ingles Monty Pithon, algo que usualmente me haría reir. Suelto el mouse y, sin despegar los ojos de la pantalla, dejo de entender. Simplemente se me cruzaron los cables. Recuerdo un rato y viene a mi memoria el fin de "Haciendo ruido", el programa que hacía el ahora comentarista de noticias de un canal católico Iván Valenzuela y lo desagradable que fué eso. Luego recuerdo que eso fue en verano, mientras yo estaba de vacaciones de la U, entonces no me tocó escuchar su despedida. Entonces, pienso en el tiempo que he escuchado a don Patricio, pienso an los buenos tiempos de "La Grúa", en "Garganta Rotunda", recuerdo la voz de "la Abuela Elisa", las Raras Tocatas Pencas... en fin, y me doy cuenta que este tipo ha estado un buen rato metido en mi cabeza... desde 1998, de hecho. Es raro despedirse asi, de repente, sin previo aviso. Es como cortarse una oreja, pienso, algo que uno no ve, pero que igual es importante p'a uno, algo que molesta cuando no está... mal que mal, han sido ocho años escuchando al mister este.

Señores pasajeros, por favor abrochen sus cinturones, estamos entrando en una zona de turbulencias.

Quiero un cigarro, pienso. No puedo, pienso después... o sea, puedo, pero no debo. Para recordarme eso tengo la caja con dos cigarros frente a mi todo el tiempo: puedo tomarla, abrirla y sacar uno de esos pequeños cilindros de placer en cualquier minuto. Confieso haberlo hecho más de una vez, sin encenderlos, claro. De todos modos, lo medular de eso es que me... ya, ya, ya... otra vez...

Reviso el blog del programa y ahí mismo Nuestro Locutor anunciaba su nuevo diario virtual (http://yosoycesante.blogspot.com). Lo leo. Ahí hay una breve explicación de lo que pasaba. Explica que se evaluó su aporte a la radio, que no salió bien, que le ofrecieron mantenerlo en otras condiciones y no aceptó, que es como que la radio cambiara de piel y esta vez le tocó a él ser esa piel. Patrañas. La verdad de la milanesa es que lo echaron porque ya no representaba al público quinceañero acéfalo que busca la radio. Es verdad. CUevas ya está viejo. Probablemente menos que yo, pero viejo. Y, además, pisaba muchos callos con su programa, diciendo lo que otros callan. No es que haya sido el gran bastión radial, pero digamos que siempre fué un niño que sabía mucho y que con eso podía armar estructuras argumentales que, combinadas con su ireverencia infantil, lo hacían un personaje peligroso para los poderosos. Nadie quiere a los nios pensando y menos aún a alguien que los provoque a hacerlo. Compren playstations, jueguen, no conversen, no lean, escriban por chat y olviden que una "k" es distinta a una "c" o a una "q", que la "ch" es una letra de nuestra lengua y no puede reemplazarse por una "x" como en Mexico, viendo "Mekano", tranquilos como borregos mientras hacen la fila para pagar en la multitienda... y lo estan logrando.

En fin, mala suerte por Cuevas. Mala Cuevas, podría decir uno oportunamente. Ahora va a tener que crecer un poco, abandonar su postura de niño insolente y entrar en otro lado, a ver cómo le va. Por mi parte, creo que igual lo voy a seguir, a ver que hace.

Vuelvo a mis cosas, a mi computador, a mi pega. Avanzo un poco y recuerdo que todavía estoy en pijamas. Voy, tomo una ducha y, ahí dentro, lloro. Lloro con ganas, como no lo había hecho hace rato. Imagino que la carga de estrés fué mucha y por algun lado tenía que salir. Y estuvo rebueno, como diría alguna modelo trasandina descocada. Me visto, preparo café y me siento frente al computador nuevamente.

Va a mejorar todo, pienso.

Tengo hambre. Voy a almorzar.

Friday, October 06, 2006

...blogspot


A ver, empecemos por dejar las cosas claras:

Primero: Esto lo estoy haciendo porque hay cosas que quiero decir, pero no se cómo hacerlo sin escribir. Ahora, usé "decir", no "contar" porque no me interesa que me escuchen. Si lo hacen bien y si no, las cosas van a seguir aquí. No quiero comentarios, no quiero críticas, no quiero elogios. simplemente no los voy a leer.


Segundo: Soy un ser humano normal, hay cosas que me gustan y otras que desprecio. Salvo que los dueños de este sitio, nadie puede venir a decirme qué decir o qué no decir. De eso se trata esto. voy a ser bien claro en esto: puede que algo de lo que escriba le resulte ofensivo, asi que NO LO LEA. Cierre inmediatamente esta ventana y vaya a hacer algo de provecho.

Tercero: Soy primerizo en esto, asique es muy probable que quede mal, feo, que no se entienda. NO ME IMPORTA. Si no le gusta lo que ve, cierre la ventana.

Cuarto: Mis comentarios van a ser superficiales y desinformados y no me interesa que no lo sean. Si busca usted otra cosa, SE EQUIVOCÓ usted de blog asi que, nuevamente, cierre esta ventana. no continue leyendo.

Quinto: Mi sistematicidad deja mucho que desear, asique olvidese de updates regulares o esas cosas de gente sin vida. Yo tengo otras cosas que hacer, como salir a tomar helado o hablar con gente de verdad. Si le ofendió eso, CIERRE LA VENTANA.


Sexto (y creo lo único importante de aquí): Aquí voy a ir escribiendo las cosas que hago sin ganas, por compromiso, por mi chica, por mi familia, por mi gata, porque me dió calor o por lo que sea. Esas cosas que a todos nos pasan, que nos hacen quejarnos y alargar la cara, esas en que cualquier excusa salva. Por eso se llama "Hoy no quería ir a...". El único sistema va a ser que esa frase se complementará con lo que hice y, tal vez, el lugar. Si eso está fuera de lo que usted imaginaba, VAYASE DE AQUÍ.

Septimo: En este blog no se aceptan ni perros ni guaguas ni viejas gritonas*. Si, me robé la frase, pero si usted cae dentro, LÁRGUESE.

Octavo: Si fue usted capaz de soportar todas las pelotudeces que dice arriba, entonces espere a que se publique algo y mientras tanto, NO MOLESTE. Si no puede esperar, consigase una vida. Salga a la calle, trabaje, produzca, pongase su ternito, sea eficiente y hágale caso al jefe.

Dicho lo anterior, me voy a hacer el primer posteo. Hasta... cuando salga.

*Frase de Julio Jung en Mediomundo. Si no sabe qué es Mediomundo, BÚSQUELO.