Monday, January 29, 2007

Chile, Chile lindo...

Bueno, si lees esto es muy probable que me conozcas. Y si no me conoces, te la pongo fácil... hasta este sábado estaba trabajando en un proyecto para un gringo-australiano-avecindado-en-Londres pero ya no, y de eso vamos a hablar ahora.


Chile es un país bastante particular. En pocos lugares del mundo imagino que se le tienen tanta benevolencia a los extranjeros angloparlantes. Acá, sólo por hablar ingles de corrido se te abren las puertas y si hablas ese castellano contrahecho en que las palabras terminan en "...ou" tanto mejor.

Recuerdo cuando me contaron cómo en Francia era mejor hablar español o francés a la rastra que inglés, porque si hablabas inglés simplemente la gente no te responde. He decidido que me parece estupendo. Porque los angloparlantes que llegan por estos lares no hacen ningun esfuerzo por aprender español, sino que se lo endosan a uno, como si ellos supieran un idioma más interesante o importante o lo que sea. No se trata acá de chauvinismos raros ni nada por el estilo sino que simplemente no aguanto más que vengan estos ciudadanos del primer mundillo, de ese primer mundo que nos tira su basura, nos deja sin capa de ozono, nos explota impunemente y luego nos desecha.

En todo caso, aquí no hablamos de todos. Hablamos de uno en particular, uno que goza de la prepotencia que le da un fajo de billetes bajo cada brazo, uno que está seguro que acá no sólo puede no aprender a hablar castellano sino que además está convencido que, porque es gringo, no necesita saber nada y puede hacer lo que quiera. Uno que nos puso, como empresa, la pata encima tanto como pudo, hasta que dijimos basta y que luego, cuando lo detuvimos, decidió tirarnos al tacho.

Si, escribo con rabia. Quiero pegarle a este gringo, pero eso es algo que sólo ocurrirá en mis sueños, porque es algo que yo sencillamente no hago. Núnca inicio una agresión. Núnca lo he hecho ni lo haré tampoco. "Eso es para los monos" me enseño mi abuelo, y yo le creí... "Otra cosa es si te pegan, entonces responde antes que llegue el segundo. Responde fuerte, para que no quieran hacerlo más. Con que lo hagas una vez, nadie va a querer intentarlo de nuevo..." y eso también lo seguí hace un rato, cuando un veterano de mi edificio decidió intentar golpearme, pero eso otra historia.

Quiero encontrar la forma de sacarme esta rabia de encima. Porque hicimos todo lo que pudimos, hicimos bien la pega, trabajamos como monos, le explicamos 80 veces las cosas, pero eso no le bastó. Hicimos un anteproyecto fabuloso, cumplimos con el plazo, fuimos comprensivos cuando no entendía, esperamos, modificamos lo que él quería aunque no estábamos de acuerdo, pero al muy hijoputa no le bastó.

Maldito gringo. Maldito gringo marica e irresponsable, maldito descriterio, maldita buena fe de uno que no quiso modificar el contrato para hacerlo más estricto, maldita honestidad que lo llevó siempre a uno a arreglar las cosas de la manera honesta, sin buscar mayor provecho que el que correspondía, maldito gringo.

Acá dejor escrito, gringo maldito, que ojalá se te caiga la casa, que se te vaya a la mierda el proyecto y que lo pierdas todo, porque no te lo mereces, porque no eres más que un animal malparido que vino acá con su prepotencia y mala fe a hacer plata fácil, a chupar la teta gruesa latinoamericana, que se entrega lánguida al gringuito.

Gringo chuchetumare, pudrete en tus heces mientras duermes y despierta con la verguenza de verte clavado por un viejo grasiento igual de maricón que tú.

Entúbate tu proyecto, que no me interesa.

Gringo culiao.

Mala persona.

Mala persona.

Mala persona.

Si, las referencias son a "Sexo con amor" y a "Borat"... si no las conoce, búsquelas

Wednesday, January 24, 2007

...Navegar

Si, hoy no quería navegar, pero tuve la buena ocurrencia de hacerlo y uno de mis sitios fetiche me entregó una perla.

Hacía rato que nada en la red me resultaba realmente sorprendente, algo que me interpretara un poco, que me recordara por qué había elegido ir de independiente al mismo tiempo que las cosas buenas de trabajar de empleado.

Si te parece, y tienes unos minutos de más, visita este link, que está bueno.

Eso no más por hoy.

Queda pendiente le historia de mi último trabajo para una oficina, que la estoy armando... o tal vez no.

Sin imagen, sin forma, sin nada.

Eso.

Monday, January 15, 2007

Ser independiente


Ya casi cumplo un año desde que decidí renunciar a mi última pega en oficina. Lo digo con todo el orgullo del mundo, porque no se trató de una desición fácil ni tampoco fué fácil mantenerme esos 10 meses al pie del cañón.

Es verdad, he tenido suerte en esto de la pega. Al menos desde que encontré la primera, luego de esos largos 18 meses de semi-cesantía. Fue un año y medio trabajando en una repartición pública, confirmando por qué núnca quise estar en ninguna, con buen sueldo (al menos para empezar) y un jefe inepto, pero gracioso... después de todo, no cualquiera puede decir que estuvo bajo el mando de un troll... pero bueno, finalmente, el gnomo prescindió de mi trabajo. Tal vez habrá sido por lo molesto que siempre me ha gustado ser, o simplemente por mi viejo y querido problema con la autoridad, o porque lo molesté varias veces haciendo reír a sus amigos "Serios-académicos"... da lo mismo. La cosa es que me echó.

Fué bueno en todo caso. Bueno, porque unos 20 días después de eso me llamaron de una oficina re-entretenida a la que siempre quise entrar. Y lo pasabamos bien allá. Se trabajaba como monos, pero bueno, es lo que hay que hacer, y se producían buenas cosas. De verdad, etre los trabajos que he tenido, ese fué el que más me gustó. Pero, como todo lo bueno termina luego, bajó la pega y cortaron a los que estábamos en la cola. originalmente eramos tres que nos ibamos. Con uno de ellos, una chica con la que tenía una cierta amistad, nos ordenamos para buscar juntos, de modo de datearnos las pegas. El otro, un gaznápiro narigón de aquellos, se quedó haciendo pucheros hasta que lo dejaron seguir donde estaba (¿Acaso soy el único al que eso le parece lamentable?).

De ese modo, me fuí a una de las oficinas "importantes" de por estos lares. Bueno, nos fuimos los dos con mi ex-compañera que paso a ser mi nueva-compañera ahora. Llegamos pensando que acá, con lo gigantes que eran las cosas que se hacían, nuestro aporte sería aún mayor, que podríamos influír en los proyectos, que estábamos en las grandes ligas y tanta hueá que piensa uno. Francamente, el yeso que me tuve que poner en mi nariz intelectual no fué nada de menor cuando me di cuenta que los "Jefes" tenían unos mandos medios de medio pelo, preocupados más de inmovilizar a sus subalternos y lamer las botas de los más altos que de hacer cosas buenas. Hasta ahí llegaron mis ganas de aportar.

Tengo que confesar que me molesta la gente lesa, la gente tonta, la gente cobarde, la gente indecisa, los que no saben qué hacer cuando pueden hacer algo. Me molestan. Me molestan también los gordos, los viejos, los amanerados (no dije homosexuales, sino amanerados), los maricas de mente, los "perro-del-hortelano", los chupamedias, las calientapavas, los... bueno, casi todos.

Estaba molesto allá. Tanto que renuncié en cuanto pude. Salir de ahí por última vez fué un alivio tan grande como sacarse una mochila con piedras... y clavos y culebras y jaivas. Mi espalda se enderezó, mi frente se levantó.

¿Lo bueno? Poco, a decir verdad. Conocí un par de gentes entretenidas ahí. El Cabro Chico, el Enano Maldito, La babosa, un par de personillas más. Gente buena en el hoyo... raro al final. ¿Qué aprendí? Casi nada, salvo morderme la lengua una a dos veces por hora.

Ahora, la independencia, un par de proyectitos que prometen, la vida libre, el colon irritable y la incertidumbre.

Claro que suena bonito, eso de ser su propio jefe, de no dar explicaciones porque llegaste tarde a trabajar, lo de manejar tus propios tiempos, no regalarle plata a nadie y un mega-e-t-c que sigue hasta el hartazgo, pero la verdad es que no es tan fácil.

Es difícil esperar, negociar cada vez, ver un proyecto bueno armarse y desarmarse porque un cliente encuentra que es menos "choro" que lo que él quiere, deber plata a proveedores, asumir costos, tener que avisarle a algún especialista que no se lleva la pega, bajar los costos y otro laaargo etc.

Lo bueno: si, no hay que verle la cara de imbécil a un jefe que te explota y no entiende por qué te sientes un poco incómodo cuando te la está metiendo doblada. Lo malo: aburrirse cada cierto rato.

En fin, de todas formas, no volvería a "La casa de los Papanatas" ni a la "Hacienda" por ahora, aunque no lo descarto si se me agotan los ahorros... por lo pronto, me voy a sujetar el estómago y voy a seguir en lo mío.

Cualquier cosa, les cuento.